Médico por tradición familiar, Vilar-Sancho se licenció en la Universidad de Valencia y se doctoró en Madrid, en la especialidad de Hidrología. Pero, sobre todo, junto con su mujer Pilar Parra Rodríguez, fue un gran amante y entusiasta del mar, practicando desde muy joven la pesca submarina e involucrándose de forma apasionada en los primeros pasos de la arqueología subacuática en España.
Gran aficionado al mar, y sobre todo al submarinismo, desde 1960 pasa junto con su familia largas temporadas en su casa a orillas de la bahía de Sant Antoni de Portmany, en Ibiza. Allí, adecuaron la orilla con un muelle y un varadero para su “material flotante”, su velero y su motora, en parte diseñada por él mismo, tal y como muestran los esbozos hallados en su legado. Su interés por la arqueología le moverá a financiar y a participar directamente en las dos intervenciones arqueológicas llevadas a cabo en 1962 y 1963 en el pecio del Grum de Sal, situado al sudeste de la Illa de sa Conillera, bajo la supervisión del entonces director del Museo Arqueológico de Ibiza, José Mª Mañá de Angulo. Otro yacimiento del cual ingresaron piezas excepcionales es el pecio del Cap Negret, situado en la orilla norte de la Bahía de Sant Antoni de Portmany. Poco antes de su fallecimiento, hizo donación al Govern Balear de un interesante candelabro de bronce de época califal, hallado en aguas de las Illes de Ponent.
Tras su muerte, la familia del Dr. Vilar-Sancho decidió donar al Govern Balear los materiales de procedencia submarina recuperados en sus inmersiones, junto con los fondos de su biblioteca especializada en temas marinos y la documentación relativa a las campañas de Ibiza, fruto de la cual surge esta exposición temporal dedicada enteramente a su labor como persona que amaba y respetaba el mar y, sobre todo, el patrimonio sumergido de las islas de Ibiza y Formentera.